miércoles, 28 de enero de 2009

Hacienda somos todos.

Hay días, como hoy, cargados de poesía urbana. Podría ser también poesía rural pero pega menos, a mí Hacienda (en adelante, “H”
-José Luis, te dedico este paréntesis-) me suena más a ciudad, vaya usted a saber porqué.
He calculado que juntando todos los ratos, ratitos y medias jornadas dedicadas a la contabilidad y relleno de impresos, el equivalente es que trabajo para H más de una semana al año a tiempo completo. La de cosas que haría yo en una semana sin H.
Me dirán, me dicen, que porqué no me lo hace un asesor. Pues por varias razones de peso: la primera porque opino que los asesores asesoran poco y mal en general; los habrá buenos, pero esos no los puedo pagar. La segunda porque hubo un tiempo en que así lo hice hasta que se me ocurrió revisarlo: solo un vistazo por encima y ya detecté gazapillos; como los asesores no firman las declaraciones, solo las rellenan, me responsabilizo yo, de modo que prefiero ser yo quien me equivoque (que seguro que lo hago, de hecho la paralela del 1999 me ha durado hasta el 2008, una larga historia porque la entregué en Canarias, la perdieron… en fin, una novela de terror). La tercera es porque mis movimientos contables son sencillos.
Hay un cuarto motivo, y es que las cosas no están claras cuando tu domicilio fiscal coincide con la casa en la que vives: unos creen que te puedes desgravar la mitad de los gastos, otros que sólo un tercio, otros que poder-poder nada, pero que H traga con el 30%. En este panorama, hace un tiempo, poco, decidí hacerme también (*) objetora contable, que no es lo mismo que objetora fiscal. No me niego a pagar, lo que me niego es a perder tiempo haciendo apuntes para desglosar el IVA deducible y el no deducible de treinta facturas al mes que no superan los 10 €. Imaginemos:

28 de enero de 2009.
Gastos
CONCEPTO: consumo de agua.
IMPORTE TOTAL: 9,37 €
IVA = 16 % = 9,37/1,16
IVA deducible = 30 % (ó 33, ó 50) = 0,3 x 9,37/1,16 = 3,26 €

¿No es ridículo?
Para deducirme poco más de tres eurillos he tenido que dar al teclado de la calculadora dos veces. Doble posibilidad de que me haya equivocado en la operación, por pulsar el 6 en lugar del 9 por ejemplo (error fácil, ya que una tecla está debajo de la otra).
Un amigo me regaló una hoja de cálculo donde está la chuleta escrita. Vale, perfecto, yo se lo agradezco, pero ya me tengo que molestar en meter las treinta facturas de menos de diez euros.
De modo que lo que hago es calcular los gastos y el IVA deducible a huevo, un huevo razonable, claro, no voy a poner a H en alerta. Redondeo. Juego. Busco la rima. Total gastos: ochocientas cuarenta y tres, iva deducible: ochenta y seis. Y así.
Debería haber una tarifa plana para los que no superamos un mínimo de ingresos y de facturas emitidas.


Los días como hoy, dedicados a H, tienen un nosequé sensualote, un regustillo a tiempo perdido.
Y ahora que me lea algún inspector de H. A ver cómo encuentran a Ana Duncan sin un NIF.

(*) Escribo “también” porque soy, en primer lugar, objetora de prensa, especialmente de la llamada “prensa local”. Nos engañan vilmente. Peor aún: nos engañan estúpidamente (en lo vil, al menos, hay inteligencia).


2 comentarios:

Donce dijo...

Una entrada verdaderamente terroríficaaaa. Jaaaaaaaaaaajajaaja.



Oye locatisss, cómo se te ocurre apuntarte como seguidora de mis zapatos?, anda quítalo de tu perfil, "pliss", que me da corte...
(además soy totalmente consciente de que es una ñórdiga pinchá en un palo, así que lo voy a dejar ya mismo!).

Un besito (y gracias Adulinda)

Adu dijo...

No lo dejes, no nos dejes. Por favor.