jueves, 31 de diciembre de 2009

Timos fónicos

Que Telefonica es un timo ya se sabe, no en vano lo llamamos cariñosamente Timofónica. Pero lo que me ha dejado alucinada estos días es el arduo entrenamiento a que tienen sometidos a sus esbirros comerciales y la escasa formación de los operadores NO comerciales.
Trataré de explicarme: tengo una línea fija en Salamanca y otra en la provincia de Zamora. Solicito traslado para de la de Zamora y baja en la de Salamanca. Al día siguiente y durante los varios siguientes de solicitar la baja me fríen a llamadas para que modifique mi criterio y cambie la baja por un traslado. No parecen comprender lo que trato de explicarles. A estas fechas aún no se ha cursado mi traslado y sin embargo… ¿les consta ¿mi baja? Ya ni sé…
Ay señor, cuánta falta de profesionalidad.
He hecho un resumen para no aburrir al personal.

POR CIERTO: FELIZ 2010 A TODIS TODIS TODIS.
QUE YO TB OS QUIERO, ELE.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Catarsis de Navidad

Dejar una casa donde hace años que vives es una catarsis. Por mucho que uno se proponga tirar cuantas más cosas mejor, la realidad es que la indecisión ocupa gran parte del tiempo:
-¿Lo tiro, lo llevo al punto R o se lo regalo a L?
Y en esta duda se tira uno cinco minutos, al menos.
Para la próxima mudanza espero tener menos cosas que ahora, muchas menos. Ahora mismo, estoy escuchando Radio 5 y veo que ni la tele ni Internet son imprescindibles. De hecho, hasta hace bien poco, ni existían. Tampoco la radio, ni la 5 ni la 1 ni la gaitas fritas. La gente se moría mucho antes, claro está, ¿sería de aburrimiento?
Bostezo, que barbaridad, debe ser que me aburro, la primera vez en mi vida que me aburro, nunca pensé que llegara a esto, je je.
Pues sigo bostezando, no lo comprendo. Estoy la mar de concentrada en esto que escribo. Pero bostezo.
Recuerdo a LFC quien me envidiaría seguro: poder estar escribiendo en la noche de Nochebuena. Recuerdo a JC con quien hablaré más tarde. A More. A otros… a todis mis amiguis especiales, que son unis cuantis.
Un recuerdo muy particular para mis hermanos que siempre están ahí aunque no estén. Campanitas verdes hojas de limón, canta la Radio (ahora es Radio Tormes).

lunes, 21 de diciembre de 2009

El erizo o la elegancia.

La verdad: prejuicios de pequeño-burguesa o lo que sea, pero me cuesta mucho, mucho, creer que la portera lea a Tolstoi así como que se llame a sí misma “anciana” con 54 años.
Por lo demás, la peli está bien. Bien ambientada, bien interpretada, bien la fotografía, bien la música de fondo y bien el guión. Hace unos años, cuando veía una película basada en una novela, me daban ganas de leer la novela (siempre ganaba esta última). Ahora me siento “anciana” yo también y me da como pereza. Ya sé de qué va; ¿seguro? que está bien escrita, he leído sobre las dificultades de adaptarla a un guión de hora y media de rodaje, ya no lo necesito.
La niña, un acierto. El japonés, algo forzado. Los padres tópicos totales. La hermana, papel de segundona poco lucido. La portera, en fin, no digo nada más, que luego hay quienes me dicen que desvelo los finales. La portera tiene un cuarto-biblioteca lleno de libros en su portería. ¿Hay quien dé más?
Quiero añadir en mi propio descargo que al final casi se me sale una lagrimilla, de lo cual deduzco que aún no me he secado del todo.
FELIZ NAVIDAD A TODIS.

martes, 15 de diciembre de 2009

Paridilla corta y sin foto

Las lágrimas de Eros empaparon mis pañuelos de papel dentro del bolso.
Tuve que fabricarme como pude uno de tela para cubrir, al menos, la punta de mi lápiz de labios que amenazaba con hacer travesuras.
Ahora cada vez que voy a un Museo, me detengo en los cuadros y lloro, lloro, lloro… De esta forma al menos son solo mis lágrimas las que empapan mis pañuelos.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Madrid: AGORA, EROS y sus lágrimas.


Estos días de turismo por Madrid, comienzo a echar de menos los días, no tan lejanos, en los que hacía reseña de pelis y expos porque, de esa forma, no se me olvidaban. Y me he dicho ¿y por qué no? Y aquí estoy, amiguetes, dispuesta a combinar el recopila-textos con mi faceta de crítica taurina, digo de expo-cine.
Eso sí, como tengo un lumbago de cojones, dejo el remate para mañana.
Buenas noches a todis.

SIGO EN LA MADRUGADA DEL SÁBADO 12
(Nª Sra. de Guadalupe).
"Ágora", contra todo pronóstico leído, me gustó. Conseguí abstraerme de la mucha violencia que contiene. Me interesó mucho la historia de Hypatia que, en aquella época, debió resultar pionera del feminismo bien entendido. Me metí de lleno en la película de lo cual deduzco que la ambientación y eso debe ser buena (se le da bien a Amenábar). Me alegré de haber ido a verla.
Me disculpe mi clá si soy demasiado escueta. Para los que deseen profundizar, les remito al blog de Pedro Ojeda "La acequia". Pondré el enlace directo cuando lo recupere.

C:\Documents and Settings\1\Escritorio\PENDRIVE NUEVO F\BLOGS\ADU para subir\La acequia Ágora.mht

Respecto a Eros y sus lágrimas, cabe decir que aprendí a relacionar sexo con dolor (orgasmo con agonía, mejor dicho) y muerte, nunca se me hubiera ocurrido, la verdad, debo ser demasiado ingenua. Variada y pintoresca la forma de expresión. Excelente la temática relacional. Excelente también algunas de sus muestras. Mitología. Martirios. Venus, efebos, esfinges, andrómedas. Transformación. Y besos, vampiros, vampiros, besos.
La muestra está dividida en dos partes: la del Thyssen, museo al que ya he ido varias otras veces, y la sala de Caja Madrid en la Plaza de las Descalzas, que desconocía. Esta última es un palacete de patio central con iluminación cenital al que vierten tres pisos, con acceso por unas escaleras laterales. Los cuadros cuelgan de sus paredes en los dos primeros pisos y uni puede observarlos desde donde mejor guste. En esta sala están los más mediocres, con permiso de Dalí y alguna otra excepción. Cleopatra y Ofelia. El suicidio. El mito del sueño. La muerte otra vez.

martes, 8 de diciembre de 2009

Feliz Cumpleaños

http://www.poemas-del-alma.com/nicanor-parra-el-hombre-imaginario.htm

Hoy mi blog cumple dos añitos, dos.
El año pasado escribía esto:

Hoy, justo hoy, hace un año que empecé este blog y hoy, justo hoy, esto no me funciona bien, o no sé, seré yo que estoy menopaúsica.
LOS DUENDES SE COLARON Y CAMBIARON DE SITIO ESTAS TRES ENTRADAS.
POR FAVOR, SALTENSE USTEDES LAS MANZANAS QUE LO ESCRIBÍ DE UN TIRÓN Y ES MUY MALO (CUANDO SEPA, LO BORRARÉ DEL TODO) Y VAYAN A FELIZ ANIVERSARIO QUE ES EL QUE SE DEBERÍA VER EL ÚLTIMO, QUIERO DECIR EL PRIMERO.
MENOS MAL QUE NO CREO EN LOS DUENDES.
NOTA DEL 09.12.08
Pues al final he decidido no borrarlo, dentro de un año sonreiré con ello.
Publicado por Adu en lunes, diciembre 08, 2008


Pues sí, me sonrío y ahí lo he dejado, se titula "Manzanas" y lo escribí inspirada en un amigo-muso quien me aconseja que escriba diarios.

lunes, 7 de diciembre de 2009

S-13: Manzanas.

Como todos los jueves, Eva se pinta con cuidado los labios antes de salir. Llega al mercado y disimula entreteniéndose antes en el puesto del pescado, en el de la carne. Por fin, llega a la frutería y allí está su Adán que despacha con vigor, metiendo las peras en la bolsa como si fueran juegos malabares. Él ya la ha visto y se apresura con el cliente para atenderla lo antes posible. Se cruzan sus pupilas y se lanzan a su través eso que llevan diciéndose meses.

- Buenos días, Señora Eva, ¿lo mismo de siempre?
- Buenas Don Adán, sí, claro, póngame usted el kilito de manzanas, verde doncella, ya sabe.

Mientras él ejecuta el ejercicio con la fruta del mal, se miran diez mil veces como si no lo hubieran hecho nunca. Él la imagina en ropa interior y se siente muy joven a pesar de sus más de cincuenta años. Ella desearía acariciarle con toda la pasión y ternura del mundo.
Al darle la bolsa con las manzanas, Adán roza las yemas de sus dedos, en un intercambio breve pero intenso. Eva se ruboriza un poco, y a los dos se les erizan todos los pelos de su cuerpo.

Cuando Eva vuelve a su casa saborea el recuerdo del roce en apariencia accidental.
Sabe que así será el próximo jueves, y al siguiente y al que llegará dentro de tres semanas. Cualquier paso adelante rompería la magia de su secreto y pondría su vida patas arriba.
Los jueves son la luz del sol para Eva.
Adán ya no puede ni dormir pensando en el próximo.
Algún jueves de algún año ya no habrá manzanas verde doncella. Ha dicho la prensa que son malas para la salud y acabarán retirándolas del mercado.

sábado, 5 de diciembre de 2009

S-12 Fuerza Cuatro


Empezó con un golpe seco y breve, muy breve; una caricia brusca. Y cesó.
Después del primer instante, ella volvió a lo suyo y permaneció silenciosa.
A los pocos segundos, llegó un empujón, prolongado y con fuerza. Entonces sí, ella se volvió hacia él desafiante, con tanto desparpajo como temeridad. No dijo nada, pero silbó.
Cualquiera hubiera vaticinado: “viene loco y con furia, dispuesto a todo, tú eres frágil: te va a poder... ¡cuidado!"
Él embistió; arrancó sus adornos y la despojó de su leve vestimenta.
Ella se resistía moviéndose en todas las direcciones posibles, se agitaba, gritaba, se revolvía... pero la fuerza de él todo lo abarcaba presionando brutalmente.
Las bisagras de su intimidad cedieron poco a poco ante el dolor y el destino.
Finalmente, consiguió penetrar.
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Ha dicho el hombre del tiempo que esa tarde el viento superó los cien kilómetros por hora. La ventana de Doña Pepita, con el visillo tan coqueto -las campanitas de navidad pegadas con celo en el marco-, quedó hecha trizas. No se salvaron ni los herrajes.
Lo peor es que ahora la pobre ni siquiera encuentra la póliza multi-riesgo hogar, con el frío que hace.


Salamanca, primavera de 2005. Taller de Las Conchas.

jueves, 3 de diciembre de 2009

S-10: Unidad habitacional.


Omar se despereza estirando sus brazos sin recordar, medio dormido como está, que al hacerlo choca con la pared por un lado y con el sofá por otro. Son las cuatro de la madrugada y fuera, en el patio, no se oye un silbido. A la salida del sol y al ocaso, ese reducto al aire libre se llena de voces de distintos géneros, edades y lenguas invadiendo la intimidad de todos los vecinos. Pero ahora Omar, pionero de la madrugada, atraviesa el silencio sorteando los cuerpos de Alí y Mohamed que yacen tranquilos. La sala, tan ancha como largos sus cuerpos, no da lugar a pasillo alguno una vez se desdobla el sofá-cama. Llega Omar hasta el cuarto de baño y retira la ropa tendida, aún mojada, que cuelga de las cuerdas; antes bastaba con las del patio, pero desde que Hassan se trajo a Leila con su bebé, las cosas han cambiado mucho, la lavadora se pone a diario y siempre hay ropa tendida en la bañera, por todos los recodos, encima del radiador…
Se da una ducha fresca para espabilarse; bueno, y porque así lo han convenido desde que han instalado contadores individuales y cada piso paga su calefacción y el agua caliente que consume. Con sigilo y malabarismos en ese espacio de dos por dos, Omar consigue vestir su cuerpo de dos por uno para salir y llegar puntual al Mercado de Abastos. Allí le espera una fila de esperanzados, como él, en ser hoy uno de los afortunados para descargar naranjas a tres euros la docena de cajas.

El siguiente es Alí, que después de dos años vagabundeando, ha tenido la suerte de encontrar al paisano que accedió a realquilarle esa media cama donde dormir. Son las seis de la mañana y no necesita despertador pues la tos asmática de Si-Yan, el vecino pared con pared, anuncia con china precisión la madrugada. Mira la ventana y observa las primeras luces del patio. A ver si algún domingo hace fuerzas y arregla la cinta rota de la persiana. También está lo de la gotera, que repiquetea cada vez que llueve. Alí es lo que se dice un manitas y está a punto de conseguir un empleo con contrato en un taller mecánico, lo que le permitirá conseguir papeles y tal vez, otro piso similar a ése para dejar a Leila y Mohamed que vivan en familia, sin intrusos. El aviso urgente de su riñón, le hace precipitarse hacia el aseo y se encuentra la ropita del bebé, aún húmeda, sobre la taza del váter. Huele a colonia de lavanda, el frasco de litro con el que Leila se empeña en que se rocíen cada mañana. La toalla tampoco está seca, así que deja la ducha para la noche. Se moja la cara, eso sí, y en estricto cumplimiento de las normas coránicas, se lava los pies en el bidet, lo que requiere cierta agilidad gimnástica. Después mira el reloj, son las seis y media, aún tiene tiempo de tomarse un té, así que mete una jarra con agua en el micro-ondas. Para enchufarlo, antes ha tenido que despejar el mostrador que separa la cocina de la salita, bajar al suelo la cesta que Leila ha dejado con biberones, botes y baberos. Pero ya está enseñado a que cada uno después deja las cosas como se las ha encontrado, ¡qué remedio! Si no, imposible.

Hassan se despierta al oír la puerta por la que Alí ha salido. Se tapa la cara con la almohada ahogando el gemido que se le escapa. Se percibe un leve jadeo y el llanto hambriento del bebé a través de la puerta corredera que independiza el dormitorio. Por el patio entra una jerga que ya conoce Hassan, son la familia de la tienda de "todo a un euro" de la esquina, que viven ahí mismo. De un salto se levanta y llega casi hasta el aseo, con tan sólo un paso más, puede descargar su vejiga. Tropieza con la ropita, que vuelve a colgar pacientemente en las cuerdas de la bañera. Después arranca la manta que comparte con Alí, y dobla el sofá que queda así convertido en un asiento corrido donde apenas caben tres. Las almohadas hacen las veces de cojines. Alivia poder pasar hasta la ventana sin arrastrarse como una lagartija. Sacude la manta por el patio, como le ha enseñado Leila. También recoge la colchoneta del suelo en la que Omar ha dormido, la enrolla, la ata con un cordón y la deja de pie, a modo de pedestal del cenicero. Luego, mientras se prepara el té, hace planes para el día. No tiene nada que enviar a los suyos, estos días se han dado mal, probará otra vez en Cruz Roja y la Oficina de Atención al Emigrante, pero es difícil entenderse sin saber la lengua del país. Son casi las siete, así que se prepara para ver por la tele el programa de la Dos de Español para extranjeros.

Mientras, Leila se debate entre la demanda de su bebé y el ardor de su esposo. Por fin, cuando Mohamed le deja libre para poder dar de mamar, mira a ambos simultáneamente con ternura. Se debe sentir una privilegiada: maternidad recién estrenada junto a su esposo. Antes fue peor; pasó seis meses sin noticias. Cuando Mohamed se lanzó en balsa hacia Gibraltar, ella dudaba de que lograra sus sueños, pero ahora están ahí, juntos, esperanzados. Ya sólo falta que esos tres logren independizarse de ellos; pero ella lo comprende y les ayuda, sabe que es así, por unos meses, tal vez unos años. El dormitorio es hermoso, comparado con el habitáculo que compartía con sus otras dos hermanas allá en Essaouira. Tienen una cama con somier y colchón nuevos. En la pared cabecera, Mohamed ha colocado varios posters del Real Madrid. Hay dos mesitas de noche, una a cada lado. Ahora ella ha retirado la suya y la ha puesto junto a la pared, para poder arrimar la cuna junto a ella. La habitación tiene también un armario empotrado, todo un lujo, pues puede meter dentro toda la ropa de vestir y de hogar y no en cajas, como su vecina Li-Tai. Con una ventana, sería el dormitorio perfecto.

Cuando ya su marido se ha marchado a la empresa de mensajería son más de las ocho, hoy acompaña a Hassan para que no se pierda en los recovecos de Metro. Mohamed no volverá hasta las diez de la noche. Leila le imagina en su camioneta repartiendo sobres y paquetes, ella se sienta y pela patatas o trocea verdura. Trabaja sobre esa mesa que lo mismo vale para éso que para planchar, para escribir una carta a sus hermanas o para, en las tardes de los domingos, apoyar el televisor y que los hombres vean el partido. Pronto podrán comprar dos sillas, para que cuando coinciden todos a comer, puedan sentarse juntos y a la vez. Pero tendrán que ser plegables, no hay sitio para más.

En los pocos ratos que el pequeño José Mohamed duerme y no hay que preparar comida, tender o planchar ropa, Leila se asoma a la única ventana, junto al sofá. Si hace bueno, la abre, aunque para ello tiene que retirar la colchoneta de Omar. Ella mira y sueña con ver el mar y los colores de Africa, pero sólo ve los desconchones del muro del patio, que dejan al desnudo los ladrillos. Alza la vista desde el alféizar en dirección a la Meca desde ese cuarto piso, el cielo anuncia un día despejado. Abajo: pantalones y camisetas secándose al sol que apenas llega, antenas y cuerdas, alguna maceta con geranios.

El bebé duerme tranquilo, son las nueve. Llegan voces desde el rellano de las escaleras. Leila reconoce la de Li-Tai, aunque no está segura. Son muchos de familia, entran y salen constantemente, todos son delgados, de rostro terso y se parecen mucho entre sí. A Leila le resultan muy corteses y sonrientes. Algún día se pondrán de acuerdo para revocar los muros del patio y pintar las paredes de las escaleras. Hasta, tal vez, para instalar un ascensor.

Como aún quedan muchas horas por delante, Leila coge folios y bolígrafo y se dispone a escribir. Le contará a sus hermanas que sí, que Europa no es el Paraíso, pero que ella es afortunada porque su marido tiene un trabajo, se aman y han conseguido, por fin, permiso de residencia en Europa. Tienen casa propia, aunque hipotecada. ¿Qué más pueden desear?

Marzo de 2006. Inspirado en las declaraciones de la Ministra Trujillo.
Taller de Letra Hispánica, director: J.J. Domínguez.

Publicado por Adu en
viernes, marzo 14, 2008
Etiquetas: compartir piso, emigrantes, Unidad habitacional
2 comentarios:

luis felipe comendador dijo...
Estupendo tu blog, coleguilla... y mil gracias por tus visitas.Besos
14 de marzo de 2008 21:30

Adu dijo...
Gracias a vos: repito que es todo un honor ser huésped y posadera vuestra al mismo tiempo.
15 de marzo de 2008 12:09