viernes, 16 de octubre de 2009

Crónicas de un pueblo (12)

Puto pueblo... perdón, prostituta ciudad.

Que llevo yo queriendo hablar con el Alcalde a ver "cómo va lo mío" y no hay manera ya que el hombre es senador en las Cortes y pasa al menos dos días en Madrid, y mira tú por dónde (o no mires si no quieres, hombre, o mujer, lo mismo me da que me da lo mismo) ayer entro a mi casa con las bolsas de productos de la tierra y allí está el gachó, con la parienta y la parientita y claro me quedé que casi se me caen las bolsas. Como soy como soy, le espeto:
- Caramba, pero si es mi jefe... ¡dichosos los ojos!
Y se queda algo rígido. Luego ya me doy cuenta de que va emparentado.
Resulta que la niña vive encima mío. Así que igual me da por ir a pedirle una tacita de sal. No sé. En el ascensor me aseguró que "tenemos que hablar", lo cual me lleva diciendo dos meses...

5 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Mira tú lo que son las casualidades. Quizá podáis resolver el papeleo en el ascensor de tu casa antes que en la oficina...

Manolo dijo...

Ah! ¿Pero tú crees que los alcaldes cuando hablan dicen algo? Lo mismo tienes suerte y es de las excepciones.
Besos

Isabel Huete dijo...

Haces bien en no fiarte porque este tipo de personaje en lo único que piensa en en él y en su carrera política. Si yo te contara...
Pero no cejes en el empeño y lígate a la hija, que pa eso está.
Besis pueblerinos.

ZenyZero dijo...

Hombre, digo yo que una tacita de sal igual no te llega. Dile: sal gorda, please... que la fina no se me rila.

Ésa es la clase de méritos que hacen a un hombre, hombre. Y lo demás, nada.

Tú a lo tuyo. Pon cámaras en el ascensor, que es lo que se lleva.

Un abrazo
Chuff!!

Marina dijo...

Hola corazón. solo un besito de buenas noches.