miércoles, 26 de agosto de 2009

La fragilidad del frágil límite.

FOTOS DE MANOLO CASADIEGO
… ¿Dónde están los límites entre la cordura y la locura? Son fronteras tan frágiles, tan sutiles, tan fáciles de traspasar…
Hay personas que llevan una vida normal, aunque hacen un daño a veces irreparable a quienes les rodean. En sus estallidos de cólera lanzan un látigo que golpea a diestro y siniestro sin mirar. Al escribir “irreparable” quiero decir que incluso pueden llegar a matar. En realidad, creo que cualquiera puede llegar a matar en un momento de ofuscación (“la maté porque era mía”, ¿a alguien le suena?)
A veces he pensado que yo misma padecía algún trastorno, ahora ya no lo sé: ¿quién no se ha preguntado alguna vez acerca de su cordura-locura? Al menos yo tuve el valor de acudir a un profesional y contarle mis dudas, hecho por el que fui altamente criticada (estoy hablando de hace veinte o treinta años y en esa época no era muy corriente acudir a un psicólogo). Sin embargo, pienso que el primer paso para “curarme” fue pedir ayuda.
Hoy, con la madurez que dan los años y el haber vivido experiencias muy variadas, creo que he aprendido a diferenciar ese límite, barrera finísima casi invisible entre lo “normal” y lo “patológico”: el límite es poder ser autónomo, trabajar y cuidarse sin ayuda de nadie, no depender de otros para llevar la vida habitual.
Lo de “normal”, “patológico” y “curarse” lo pongo entre comillas y cursiva porque es tan relativo, lo sé…

3 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Llevo años caminando con un loco a cuestas...

J. G. dijo...

¿Cuál será el loco? ¿Quién estableció el eje de un lado u otro?

cristal00k dijo...

Late dentro de todos nosotros, pero nos falta lucidez, a veces, para despertarlo y a veces, para dormirlo.´
Suerte y felices días.