sábado, 7 de febrero de 2009

Nubes violetas.

Conduzco hacia el oeste y es hora de que el día se apague. Dejo a mi izquierda el pantano, con sus montañas nevadas al fondo: una, dos, tres filas, tanto más blancas cuanto más lejanas. Durante esta semana los dioses lloraron copiosamente de forma estrellada y gélida.
Observo el espectáculo: el sol me deslumbra de frente y alrededor hay algunas nubes dispersas con su panza dorada, como corresponde. Pero al girar, de repente, las nubes son de color rosa, malva, violeta, fucsia… nunca había visto el cielo en estos tonos. Creo que hasta el pico de la montaña era violeta. Y también sin transición, aparece la luna, grande, rotunda, blanquísima, que quiere ser entera pero le faltan unas pinceladas.
En momentos como éste siento que soy casi feliz, pero no tengo derecho: este mundo está poblado de miseria y hambre, cómo no sentirse parte en cierto modo.
¿No tengo derecho?
Nubes violetas y la luna casi llena.


ENTRADAS 1.245 (doce cuarenta y cinco).

9 comentarios:

Donce dijo...

Pues quizás -apartando el tema de la miseria- ellos sean más felices que nosotros en muchos aspectos, así que no te sientas culpable por disfrutar de momentos, agárralos fuerte.
Me hubiese gustado estar ahí.
Bsitossss

No entiendo : 1.845 (DOCE cuarenta y cinco)

Adu dijo...

Seguramente "ellos" (¿quienes?) son más felices, dentro de que la felicidad no existe, tan solo momentos.
La felicidad es una quimera inalcanzable e irrenunciable (yo, je je).
Ya he corregido lo del contador, gracias. Flipo porque últimamente ésto parece la Puerta del Sol un domingo a las siete de la tarde.
Besísimos.
(Te voy a dar manzana yo a ti y además doncella, mujer perversa ;-)

Sinda dijo...

Claro que tienes derecho. Deberíamos estar obligados a ser felices. Como no es posible, obliguémonos al menos a intentar conquistar pequeñas parcelas de felicidad, momentos -fugaces pero reales- en que nos sentimos casi-felices, sea por la contemplación de la luna bella apareciendo tras la montaña violeta, o por los tonos malva-rosa de un cielo que creíamos no haber visto, por una mirada o por el roce de una piel, porque ayudamos a alguien a echar a andar, o porque una palabra alumbró nuestro camino.
Feliz noche

Adu dijo...

Chicas, pero es que os lo creéis todo, todo, todo; y todo a pies juntillas.
A ver, ¿acaso habéis visto alguna vez nubes violetas?
Mmmmmmmmmmm...........

Sinda dijo...

Pues claro, y de colores más increíbles; ya sabemos que es un privilegio, pero sí. Yo estuve allí.
(Y he vuelto)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Uno tiene no sólo el derecho sino la obligación de sentirse feliz por estas cosas. El mundo sería mejor si lo hiciéramos todos.
En cuanto a la sombra, siempre es violeta.

Adu dijo...

Je, je, gracias a todis.
BS

Isabel Huete dijo...

Gracias a ti, Adu, porque creo que es la primera vez que has visitado mi blog (si lo has hecho antes, disculpa porque se me ha pasado) y eso me ha permitido visitar el tuyo y tropezarme con este peazo pieza la mar de interesante y llena de sensibilidad.
Si no te importa, te voy a linkear en el mío para visitarte amenudo. Vale la pena.
Un besazo y bienvenida a mi casa, tu casa.

Adu dijo...

Isabel, guapa, nos "conocimos" con ocasión de mi reseña sobre el libro de LF Comendador "Nos vemos en el cielo". Te visito de vez en cuando, por cierto, tus fotos muy bonitas, pero como dice Sindy somos legión y una no puede ir dejando huella por todos los sitios. Un honor tu linqueo. Gracias. Te copio.
(Las amigas de mis amigos son también mis amigas).