miércoles, 25 de febrero de 2009

Benjamin Button.


LO QUE QUEDA FUERA DE LOS OSCARS:
“El curioso caso de Benjamín Button”
(HISTORIA DE AMOR CON SORPRESA)
Hoy tocaría hablar de Penélope (anoche, el óscar –ver nota a pie de página-) pero ya lo hice entre los post de “De Goya y otros premios”. No hay nada como caer bien, ser simpático, tener glamour, lo mismo para Almodóvar, de quien opino que es un artistazo, pero esos premios son resultado de una campaña publicitaria bien trabajada, más de que de la calidad. Dicho esto, me he quedado lo suficientemente a gusto como para hablar de amor, a través de la peli que vi ayer “El curioso caso de Benjamin Button”.
Un placer poderla ver en V.O. para apreciar la voz de los actores y entender algo, que no todo -para eso están los subtítulos-. Se aprende un montón viendo cine así. De hecho, en otros países no las doblan, aquí sí por reminiscencias de otra época anterior.
Benjamín Button es una historia de amor. Yo pensaba que iba a ver el conflicto de una persona que vive la vida al revés: Brad Pitt nace viejo y muere bebé, pero no. Tal vez esperar del cine de Hollywood que profundice es ser algo ingenua. Aún así, la película está bien, no abusan de efectos especiales ni hay persecuciones de coches, tampoco es demasiado sensiblera (o es que me estoy haciendo muy dura yo: ni una lágrima).
Arranca con la lectura de un diario que recuerda mucho a “Los puentes de Madisson”, de hecho la recuerda en más cosas, pero la otra historia, la de Meryl Streep, resultaba más creíble.
El que Benjamin conozca a Daisy siendo él un abuelillo y ella la nieta de una amiga, y que su relación dure toda la película (no cuento el final, aunque estoy tentada) es, la verdad, bastante increíble; sobre todo porque la pareja llega a convivir en los años en que sus edades son compatibles, y hasta tienen una hija. La convivencia mata toda ilusión; es mi personal punto de vista, lo reconozco. Otra cosa es que exista una especie de autoinmolación o propósito de querer con voluntad de acompañar, y a eso no le niego el mérito; al contrario, yo también aposté por ello, pero eso fue en el Pleistoceno, cuando la ropa no era toda made in china.
La sorpresa bonita, muy subjetiva, es que la protagonista es bailarina de profesión. Cuerpo de ello sí tiene Cate Blanchett, ignoro si la doblan cuando baila, porque baila bien. Alguna alusión certera sobre la corta vida de un bailarín y sobre qué tipo de ballet se puede adaptar a los cuerpos y mentes americanas (mi amiga Isadora lo estudió bien).
La película pasa tangencialmente sin embargo por otra atractiva y poco convencional historieta de amor: la de Benjamin con la rusa recepcionista de hotel. Nace una hermosa amistad entre ellos y acaban donde acaban a través de un triple pacto: 1) Ya no me acuerdo, 2) Tampoco recuerdo y 3) No nos diremos nunca “te quiero”. Yo también viví una historia parecida hace pocos años; él jamás lo dijo (yo sí porque me controlo menos), pero estoy segura de que me quiso mucho, aún me quiere y yo también le quiero, aunque lo de ahora es otra cosa.
Y es que el amor evoluciona hacia no se sabe dónde, cuanto mayor va siendo una, más retiene aquello que fue pero ya no es, y qué bonito es tenerlos por aquí, igual alguno me visita de vez en cuando, y poderlos saludar y tenerlos como amigos o loquesea, y corto porque me parece que ya he escrito mucho…

(*) NOTA: escrito en la mañana del lunes 23-F, la noche anterior era la gala de los Oscars.

ENTRADAS: 1.575

2 comentarios:

Isabel Huete dijo...

REalmente el marketing siempre funciona de cara a cualquier premio. No he visto Vichy Cristina Barcelona pero por lo que he leído parece que "nuestra" Pé no lo hace nada mal.
Tampoco he visto la de Benjamín Button pero me parece curioso el proceso, sobre el que todos (al menos entre mi gente) alguna vez hemos imaginado. La tengo en lista.

Y sobre el amor y las palabras... Yo también fui siempre algo descontrolada a la hora de expresar mis sentimientos frente al otro/os que parecía atragantarse de tanto comerse la lengua. Yo siempre les decía: ¡habla hombre, que no pretendo casarme contigo! Y es que los hombre siempre creen que si dicen algo luego, si la cosa falla (como suele ocurrir), se lo hecharás en cara. Así son de... No sé. :))

Pocas son las ocasiones en las que he podido mantener una amistad posterior con un amante y no precisamente porque yo no haya querido, pero es que después siguen siendo así... Tampoco sé.

¿Enamorarse con los años? Yo ya me he olvidado de qué es eso. ¡Y qué feliz soy! Jajaja.

Un besazo.

Adu dijo...

Yo sí vi "Vicky..." y es uno de mis deberes pendientes de subir. Penélope bien, pero tampoco para tanto, el papel es agradecido.
Y respecto a los amantes, je je, si quieres un día escribimos un dúo sobre eso, de momento te invito a que leas "El príncipe azul", mi entrada del 8 de marzo de 2008.
BBD.