miércoles, 13 de mayo de 2009

DAVALÚ O EL DOLOR.

“...De pronto la mancha de humedad en la pared me informa de su nombre, del nombre de la bestia. Davalú. La oí nombrar en Moscú. Era el mármol negro de una estación de metro. Me dijeron que Davalú era un demonio armenio cuya sangre se petrificó y dio lugar a aquella piedra negra...”
http://www.fisterra.com/human/1libros/cbd/davalu.asp
http://www.elboomeran.com/blog/2/blog-de-rafael-argullol/
http://rafaelargullol.com/

RAFAEL ARGULLOL.
Hoy me he topado con una charla de este escritor, a quien no conocía, en una carpa en mitad de la Plaza Mayor. No sé si me estoy haciendo ignorante o que es tal la profusión de escritores que no hay quien esté al día. Cuando llegué estaba el conferenciante hablando de la suerte de haber nacido pues las posibilidades, dentro de lo infinito del universo, son mínimas. Me interesó y me senté. Entonces, la señora que estaba a su lado en la mesa le preguntó sobre este libro “Davalú o el dolor”. Coincidían ambos en la escasa literatura sobre el dolor físico, y por contra, la super-abundancia sobre el dolor del alma.
Cuando nos acecha un dolor fuerte de alguna parte de nuestro cuerpo, se convierte en el protagonista absoluto de nuestra vida sin que haya hueco para ninguna otra cosa ni persona… ¡Qué frágiles somos!
Este señor contó el proceso de escritura del libro: acechado por un dolor muy intenso durante varios días (que, aunque no lo dijo, se trataba de una hernia discal), el día previo a la operación cogió una grabadora y estuvo siete u ocho horas grabando sus sensaciones. Unos años después, el escritor recordaba la nebulosa de la sensación, pero no los detalles, y se puso a escribir esa novela o ensayo o lo que fuere (no le gustaba clasificarla dentro de ningún género, lo cual se me hizo simpático). Para escribirla tuvo que escuchar con atención esas horas grabadas y se sorprendió de las emociones olvidadas.
No voy a hacer propaganda al libro, no lo he leído y no sé si lo leeré, no lo creo porque últimamente sólo aguanto relatos o poesía, pero me ha parecido interesante dejar constancia para que no se me olvide.


FOTO: "Autoretrato" de Van Gogh ( le dolía la oreja recién cortadita al pobre).

2 comentarios:

Manolo dijo...

El dolor del alma no incapacita la creatividad, incluso la exacerba. El dolor físico intenso, sí.
En cuanto a la suerte de haber nacido es una propuesta muy optimista. No, no creo que sea una suerte haber nacido. Es una imposición de la naturaleza que no controlamos y, por ello, trágica, porque sabemos que una vez cumplido el destino -que continúe la especie y la vida- desapareceremos como individuos y no importará.
Besos

Adu dijo...

Manolo, no estoy de acuerdo. En primer lugar nacer es una suerte por lo azaroso, porque te tocó la carambola, vaya. No estoy segura de que no lo controlemos nada ni de que nuestra existencia sea totalmente inútil, quizá sí... ¿en qué medida? No lo sé, en realidad sabemos muy poco...
Besos en la madrugada.