martes, 25 de marzo de 2008

Perra vida I


Aquel sería el primer gesto maternal consciente que recuerdo. Después vinieron más. Muchos más. Demasiados.

La casa se llenó de gorjeos y ya nada volvió a ser como antes.

Lo peor llegó con el verano. Un día, ella cogió el equipaje y al bebé y salimos rumbo al pueblo. Paramos en la gasolinera, como otros años, pero esta vez sí me dejaron saltar del coche. Cuando quise darme cuenta, por más que ladré y ladré y corrí y corrí, nada: ni rastro de ellos.

Me recogió Paco y ahora vivo con él. Me siento a salvo. Deduzco, por su olor, que nunca tendrá un bebé.

Concurso micro-relatos Cadena Ser, octubre 2007

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