sábado, 24 de enero de 2009

Leo. MICRO-RELATO.

Había decidido entregarse a la poligamia. Tras tres matrimonios fracasados, innumerables amantes en serio y otro sinfín de historias olvidadas, y después de una meditada reflexión, renunció a la idea de “hogar, dulce hogar”. Disfrutaría de cuantas oportunidades le ofreciera la vida, sin remordimientos ni obligaciones, sin mentiras, sin excusas.
¿Quién ha dicho que no se puede querer a más de una persona a la vez? ¿No lo han hecho acaso en otros tiempos? ¿No lo practican actualmente en otras culturas? No existe la “media naranja”: existen afectos y atracciones, tanto más parciales a medida que vamos madurando y envejeciendo. Y, si no hay en el mundo alguien que pueda llenarnos completamente, lo ideal es sumar las partes que nos encandilan y formar, así, ese imposible perfecto.
De este modo y durante varios años, convivió alternativamente con la compañía fiel, el regazo acogedor, la amistad cómplice, el placer sensual, la experimentación culinaria, el duelo intelectual, la excitante juventud y la experimentada madurez, cada cual encarnado en una persona diferente. A todas y cada una de estas personas amó, o amó a las mil partes de su ideal; a todas ellas acompañó en sus enfermedades, felicitó en sus cumpleaños y no dejó de atender en otras costumbres sociales.

Hasta que un día llegó su hora. No se sabe si se confabularon para acabar con su vida o murió de forma natural por agotamiento: en su agenda, que encontraron junto al cadáver, se amontonaban las anotaciones unas sobre otras y no quedaba ni un solo renglón en blanco.

2 comentarios:

Luis Felipe Comendador dijo...

Je, je...

Un besote.

Adu dijo...

“Leo” tuvo inicialmente otro nombre, que era el “nick” de la persona en quien está inspirado, pero no me ha dado permiso para utilizarlo de modo que, por respeto y afecto, lo he cambiado.
BBD.