Al principio de vivir solo, lo que más echaba de menos era la compañía nocturna: ese tener un cuerpo al lado, enroscarse en él cuando el clima era propicio, el run run de después de, el mmm de antes, o la palmadita cariñosa en lugar de.
Le costó tiempo dejar de añorar cada vez que se iba a la cama solo dejar de pensar en lo fantástico que es tener alguien a quien abrazar.
Poco a poco fue conociendo gente dispuesta a compartir ese trozo de día, o de noche, ese pedacito de vivir que a menudo se sublima. Y encontró una variada gama de personas con las que pudo haber escrito una colección de crónicas de horas, de días, de meses, de años.
A prefería la oscuridad total.
B le llamaba a menudo por otro nombre.
C insistía en prácticas higiénicas interminables.
D no abría los ojos ni para mirar.
E bostezaba incluso en plena faena.
F despedía un desagradable olor a pies.
G expulsaba anfibios por su aliento al amanecer.
H roncaba a gritos mientras dormía…
Cuando estaba a punto de completar el abecedario, empezó a notar que la cosa mejoraba cuando, al menos, podía dormir solo. De manera que se animó a atreverse a decir “me voy”, o “mejor si te fueras, es muy tarde”. Observó que su nivel de descanso mejoraba notablemente y que al mismo tiempo, su nostalgia iba disminuyendo.
Y llegó el momento en que desistió de la eterna compañía.
Al anochecer, ahora ansía la hora de meterse en la cama solo para abrazar tiernamente a la almohada. Mientras achucha ese invento redondo y blandito, se imaginaba que es su media naranja, su naranja entera, su tándem perfecto, su otro yo en otro sexo, o su otro yo en el mismo, qué más da… Ha descubierto, al fin, que el auténtico placer radica en dormir solo; en poder dormir, en tan solo dormir.
Le costó tiempo dejar de añorar cada vez que se iba a la cama solo dejar de pensar en lo fantástico que es tener alguien a quien abrazar.
Poco a poco fue conociendo gente dispuesta a compartir ese trozo de día, o de noche, ese pedacito de vivir que a menudo se sublima. Y encontró una variada gama de personas con las que pudo haber escrito una colección de crónicas de horas, de días, de meses, de años.
A prefería la oscuridad total.
B le llamaba a menudo por otro nombre.
C insistía en prácticas higiénicas interminables.
D no abría los ojos ni para mirar.
E bostezaba incluso en plena faena.
F despedía un desagradable olor a pies.
G expulsaba anfibios por su aliento al amanecer.
H roncaba a gritos mientras dormía…
Cuando estaba a punto de completar el abecedario, empezó a notar que la cosa mejoraba cuando, al menos, podía dormir solo. De manera que se animó a atreverse a decir “me voy”, o “mejor si te fueras, es muy tarde”. Observó que su nivel de descanso mejoraba notablemente y que al mismo tiempo, su nostalgia iba disminuyendo.
Y llegó el momento en que desistió de la eterna compañía.
Al anochecer, ahora ansía la hora de meterse en la cama solo para abrazar tiernamente a la almohada. Mientras achucha ese invento redondo y blandito, se imaginaba que es su media naranja, su naranja entera, su tándem perfecto, su otro yo en otro sexo, o su otro yo en el mismo, qué más da… Ha descubierto, al fin, que el auténtico placer radica en dormir solo; en poder dormir, en tan solo dormir.
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8 comentarios:
¡Parece que lo hubiera escrito yo!
Es perfecta esa reflexión. No hay nada como tener una cama para poder cruzarse en ella sin tropiezos y una almuada que nunca protesta aunque la estrujes con pasión. :))
Besotes.
Mm ojala encontrase tanto placer en la almohada... jeje
Siempre quise dormir sola en una cama de 2x2, y si encima pudiera abrir el balcón y ver el mar... uffff ¿te imaginas?. Qué gustirrinín!!
Jeje, pillina, has quitado la foto conjuntadísima
chupi-guay, pero te vi anoche -es que vine un poco mohina y no dije nada-.
Un besito.
Adu, pero las 1.369 visitas que estoy viendo ahora,
¿¿¿¿¿¿son de un solo día??????
Para mí no hay nada como una cama bien grande, pero en la que poder tropezar con unos pies calientes, o enroscarse cuando el clima es propicio; y aunque el run run de después de, o el mmm de antes, no son -con el andar de los años- tan frecuentes como el abrazo cariñoso en lugar de, no me hago a la idea (ni quiero pensar en ello) de que tal vez un día llegue en que tenga que dormir con la sola compañía de una almohada. (¿Será cierto que el auténtico placer radica en dormir solo? Uff
Je je, chicas, gracias, gracias, muchas gracias por venir y por vuestras opiniones. También a Miguel (el verso era de Lorca, porsi).
Esta es la versión guasa, un día de estos colgaré la versión lírica, profunda, o lo que me salga en serio, y también la foto conjuntada en honor a Donce (ordenando papeles me apareció ésta y me pareció más adecuada).
El número de entradas se va acumulando desde que pones el contador (lleva desde el principio del nacimiento del blog) pero es algo engañoso ya que cada vez que el autor escribe o revisa también salta la cifra. En resumen: imposible saberlo con precisión, pero ya te da una idea que en el cumpleaños del blog el número de visitantes era de unos 500.
BBD.
¡Jodér, vaya "almuadazo" que metí!
En fin, despistes tiene una.
Besicos.
Para Isabel: Yo habría sido capaz de jurar que nunca pondría una falta de ortografía, y en algún blog ya la he metido. Te das cuenta al momento, pero ya es tarde. Muchas veces es por no releer. Nos pasa a toditos todos (incluyo a los dos cuñadísimos). Así es que a tener cuidadín, pero sin agobiarse.
Vesitos (Veis,? como la "v" y la "b" están pegaditas en el teclado, pasa lo que pasa.)
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