FOTOS: Mi madre con mi hermana, mi hermana con mi sobrina Cuca y Cuca con su Kiko.
Cuca vive con su hombre y su bebé en Ithaca, Nueva Jersey, Estados Unidos.
A mí no me dieron ninguna sorpresa el pasado domingo. Pero ya digo, ya dije, que esto del Día de la Madre es sólo un invento de una conocida cadena comercial. No tiene mayor importancia, aunque haya gente para la que estas cosas son importantes. Para mí no, los convencionalismos me interesan muy poco, cada vez menos, y tengo por valor en alza la espontaneidad.
Hoy pensaba en cómo ha influido mi madre en mi vida, y lo comparaba con mi influencia en la de mi hijo. Me dijo una amiga psicóloga hace unos años que yo estaba viviendo una segunda adolescencia (a mis cuarenta y tantos) por la rebeldía que demostraba contra mi madre. Lo cierto es que ella nos tuvo engañados (a mí al menos) toda la vida haciéndonos creer que sus creencias son verdades universales. Como es (era) una persona seductora nos ha estado vendiendo motos por verdades y lo más triste, no creo que ella sea consciente. Un par de ejemplos muy ilustrativos:
- El desorden y la falta de aseo son los peores defectos que puede haber, especialmente si eres una mujer. Ya puede ser alguien maravilloso, con un carácter estupendo, bellísima persona, gran corazón y cabeza pensante, da igual, si es un poco desaliñada, no tiene nada que hacer: es un desastre, condenada a la hoguera y punto.
- Cuando hay confianza y cariño hay que contarlo todo. Todo, aunque sea un petardo: he ido, he venido, compré aspirinas en la farmacia, me encontré con la vecina del tercero, hice pis a la dos y media, era amarillo clarito. Todo.
Prefiero no imaginar las cosas que pensará y dirá mi hijo de mí. Ya me conformaría con haberle transmitido que mis creencias son mías y solo me sirven a mí, que no hay verdades universales ni caminos seguros, que cada cual se tiene que ir labrando los suyos. No sé si me lee alguna vez, no creo que pierda su tiempo en ello. O sí, vete a saber. Me asombro al verme reflejada en muchas de sus reacciones, sin haberlo pretendido, en las buenas, en las malas, y me siento algo culpable. Después me digo que la culpa sirve de muy poco, me doy un poco de autobombo y me vuelvo a decir que no lo hice tan mal, sobre todo cuando le escucho expresarse con tantísima corrección, cosa poco habitual entre la juventud. Al fin y al cabo le crié sola como quien dice, y eso no es fácil, lo aseguro.
Hoy pensaba en cómo ha influido mi madre en mi vida, y lo comparaba con mi influencia en la de mi hijo. Me dijo una amiga psicóloga hace unos años que yo estaba viviendo una segunda adolescencia (a mis cuarenta y tantos) por la rebeldía que demostraba contra mi madre. Lo cierto es que ella nos tuvo engañados (a mí al menos) toda la vida haciéndonos creer que sus creencias son verdades universales. Como es (era) una persona seductora nos ha estado vendiendo motos por verdades y lo más triste, no creo que ella sea consciente. Un par de ejemplos muy ilustrativos:
- El desorden y la falta de aseo son los peores defectos que puede haber, especialmente si eres una mujer. Ya puede ser alguien maravilloso, con un carácter estupendo, bellísima persona, gran corazón y cabeza pensante, da igual, si es un poco desaliñada, no tiene nada que hacer: es un desastre, condenada a la hoguera y punto.
- Cuando hay confianza y cariño hay que contarlo todo. Todo, aunque sea un petardo: he ido, he venido, compré aspirinas en la farmacia, me encontré con la vecina del tercero, hice pis a la dos y media, era amarillo clarito. Todo.
Prefiero no imaginar las cosas que pensará y dirá mi hijo de mí. Ya me conformaría con haberle transmitido que mis creencias son mías y solo me sirven a mí, que no hay verdades universales ni caminos seguros, que cada cual se tiene que ir labrando los suyos. No sé si me lee alguna vez, no creo que pierda su tiempo en ello. O sí, vete a saber. Me asombro al verme reflejada en muchas de sus reacciones, sin haberlo pretendido, en las buenas, en las malas, y me siento algo culpable. Después me digo que la culpa sirve de muy poco, me doy un poco de autobombo y me vuelvo a decir que no lo hice tan mal, sobre todo cuando le escucho expresarse con tantísima corrección, cosa poco habitual entre la juventud. Al fin y al cabo le crié sola como quien dice, y eso no es fácil, lo aseguro.
5 comentarios:
Pero qué quieres tía, eran otros tiempos... otra mentalidad. Los curas con sus "pecado-pecado", la enseñanza sexista en los colegios (si es que podían ir, pq mi madre con 9 años ya tuvo que trabajar), en ese plan... dime tú!
(Lo malo es que conozco a alguna de mi edad que aún sigue en esos trece, eso sí que es fuerte!).
En mi casa... pues mira, no eran de los peores y aún así, por ejemplo, irse de viaje con el noviete era cosa de "guarras", así que imagínate cuando dije que no me casaba (y me fui a vivir con él). Pobres, la verdad es que para ellos tuvo que ser un trago. Pero tragaron. No les quedó más remedio.
Bueno, no sé, supongo que ésto de ir viviendo consiste en aprender unos de otros (aunque solo sea para descartar opciones).
Ju, m´enrollé!
Me gusta mucho la cadena que has hecho con las fotos, al principo pensé que las habías sacado de internéé.
-guan kisss-
Creo que no lo hacemos tan mal como pensamos, en todo caso siempre es buena la autocrítica... pasará el tiempo y la cosecha será buena, no lo dudes.
Cuánta ternura en la cara de las tres madres! Qué difícil resulta pensar que el bellezón de la 1ª foto es ya bisabuela. Al verla pensé que era Silvana Mangano.
Seguro que tu madre siempre quiso lo mejor para sus hijas, como lo hemos querido nosotras, aunque tal vez lo hayamos hecho mal. O no. Yo qué sé.
Estás preciosa en la foto de la entrada anterior. Yo hasta bien mayor no vi una piscina. Nos bañábamos siempre en el río.
Mmmmmm... no sé no sé, solo sé que no sé nada y qué contenta me pongo cuando me venís a ver.
BBN.
Por cierto, Marie Sindie, mi madre no es tan guapa, esa foto está retocada (por el fotógrafo de entonces), digamos que es "mona", y lo de ser bisabuela ni frío ni calor, y no es por meterme con ella, que últimamente me da mucha penita.
Gracias por tus piropillos.
Cuando acabes el libro que estás leyendo, te remito a una entrada mía.
BBD.
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