Como todos los jueves, Eva se pinta con cuidado los labios antes de salir. Llega al mercado y disimula entreteniéndose antes en el puesto del pescado, en el de la carne. Por fin, llega a la frutería y allí está su Adán que despacha con vigor, metiendo las peras en la bolsa como si fueran juegos malabares. Él ya la ha visto y se apresura con el cliente para atenderla lo antes posible. Se cruzan sus pupilas y se lanzan a su través eso que llevan diciéndose meses.
- Buenos días, Señora Eva, ¿lo mismo de siempre?
- Buenas Don Adán, sí, claro, póngame usted el kilito de manzanas, verde doncella, ya sabe.
Mientras él ejecuta el ejercicio con la fruta del mal, se miran diez mil veces como si no lo hubieran hecho nunca. Él la imagina en ropa interior y se siente muy joven a pesar de sus más de cincuenta años. Ella desearía acariciarle con toda la pasión y ternura del mundo.
Al darle la bolsa con las manzanas, Adán roza las yemas de sus dedos, en un intercambio breve pero intenso. Eva se ruboriza un poco, y a los dos se les erizan todos los pelos de su cuerpo.
Cuando Eva vuelve a su casa saborea el recuerdo del roce en apariencia accidental.
Sabe que así será el próximo jueves, y al siguiente y al que llegará dentro de tres semanas. Cualquier paso adelante rompería la magia de su secreto y pondría su vida patas arriba.
Los jueves son la luz del sol para Eva.
Adán ya no puede ni dormir pensando en el próximo.
Algún jueves de algún año ya no habrá manzanas verde doncella. Ha dicho la prensa que son malas para la salud y acabarán retirándolas del mercado.
EL CÁRABO
Hace 3 días
2 comentarios:
Y desde cuándo dices que les viene pasando ésto?
Cuando trabajé en la farmacia, tenía unos clientes que llevaban más de 30 años como novios...
¡qué listos!
Y cuando se terminen las manzanas verdes (doncella tenían que ser, eh?) ya se cambiarán a las rojas, que son más dulces.
Muaccc
Aunque cueste creerlo, hay cosas que salen por casualidad, por azar, puro azar; por ejemplo, la clase de manzanas. Lo juro.
También es cierto que salió de un tirón. Ahora no lo veo tan malo.
Pues está muy bien tirarse 30 años de novios, si quieren, qué más nos da. Cada uno se monta la película de su vida a su modo: elegimos mucho más de lo que nos creemos y no hay verdades universales.
Tú sabes mucho más de lo que dices, ¿verdad?
¡Besos guapísima!
Gracias por tus coments.
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